Una maestra en cuarentena…

sábado, 11 de abril de 2020



Son las 12:00 de la madrugada y todos en mi casa están durmiendo. Ya he perdido la cuenta de las horas que llevo sentada frente a la computadora tratando de hacer un video de tres minutos para explicarle a mis estudiantes lo que es el ciclo del agua.

Luego de no sé cuántos intentos, de borrar y volver a empezar, me doy cuenta de que no aprete el botón de grabar. Me levanto molesta, decidida a irme a dormir. Pero no logro llegar a la cama. Resignada, regreso a la computadora para grabarlo de una vez porque sé que mañana me espera otro video para hacer.

Hay días que esta cuarentena me hace sentir como si mis 16 años de experiencia en el salón de clases no contaran, como si volviera a ser una maestra en su primer año.
Es gracioso como a veces relajamos que no queremos regresar al trabajo. ¿Cuántas veces hemos dicho en enero, “necesito vacaciones urgentes”? Algo que antes parecía gracioso, ahora no lo es.
El 2020 ha sido un año muy fuerte. Empezamos con una serie de temblores y un terremoto que nos cambió la vida a todos los puertorriqueños.
Al ser una maestra del sur de la Isla, el impacto ha sido bastante fuerte. No trabajo en el sistema público, pero puedo hablar del efecto de toda esta situación como maestra en un colegio privado. Comenzar el nuevo semestre no fue fácil, muchas piedras en el camino. Cuando finalmente crees que estas entrando en rutina, llega el coronavirus. El viernes, 13 de marzo, me fui de mi salón como cualquier otro viernes. Jamás me paso por la mente que no volvería a estar allí con mis estudiantes en buen tiempo.
Los días se han vuelto una rutina parecida a la película de Bill Murray, “Groundhog Day”, donde te levantas y no sabes qué día es. Cada vez que haces algo, sientes ese “deja vu” de que ya lo hiciste. Intento mantenerme ocupada lo más posible para que el día fluya.
Pero mantenerse ocupado no es tan difícil cuando eres maestra. ¿Me entienden?
Desde el primer día de esta cuarentena, he estado buscando información, viendo videos en Youtube, aprendiendo sobre las diversas plataformas para lograr la llamada “educación a distancia” que nos han pedido. Ha sido un proceso agotador y a veces frustrante. Han sido muchas noches sin dormir y muchas lágrimas de ansiedad y estrés.  Mi esposo, bendito, es el que recibe la mayoría de las descargas y malos humores que este proceso ha traído.
A diario recibo mensajes de otros maestros buscando alternativas, ideas, consejos sobre lo que yo estoy haciendo con mis estudiantes.
¿Saben qué? No hay una contestación perfecta para eso. Todos estamos en el mismo barco.  Estamos pasando por momentos difíciles en donde cada hogar, cada familia está pasando iguales o más problemas que nosotros. Como maestra, mi responsabilidad es llevar ese proceso de enseñanza, pero sin traer más complicaciones a la vida de los estudiantes.
Hay escoger las plataformas o medios que te gustan y que te hacen sentir bien como maestra. Me refiero a que no te dejes llevar por lo que ves en Instagram, Facebook y otras redes sociales. Actualmente, todos somos un “hot mess” cuando hablamos de educación a distancia.
A mis niños les preparo un a presentación sencilla en PowerPoint de los temas que estamos trabajando en el momento. He aprendido a grabarme leyendo la presentación. Le envió videos y canciones de Youtube.
La comunicación con los padres es a través de email. Tengo mi buzón lleno de fotos y fotos de trabajos para corregir. Mi parte favorita es poderlos ver una vez a la semana a través de Zoom, pero esa hora no es para dar clases. Es para verlos, hablar y compartir con ellos un cuento. Pues esa era nuestra parte favorita en el salón.  Por más que me gustaría utilizar más medios, más tecnología y recursos mi realidad es otra. Mientras más sencillo mejor y si mis niños y padres están reaccionando positivamente para que lo voy a cambiar.  
Así que espero que con esta publicación puedan entender que no estamos solos en este proceso. Que no hay una manera perfecta de enseñar. El proceso ha sido largo y tal vez llegaremos a mayo así. Pero en el camino aprendemos a ser más fuertes y a educarnos porque si algo es seguro, la educación jamás volverá a ser como antes.

Ahora, cuéntame. ¿Cuál ha sido tu experiencia con esta educación a distancia?






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