¡Hola a todos!
Diciembre es un mes corto y los niños lo único que hablan es sobre La
Navidad. Hoy quiero compartir con ustedes una actividad de modificación de
conducta que a los niños les encanta y que en muchos lugares se ha vuelto una tradición navideña.
Un duende en el salón…
Ser niño(a) en esta época es hermoso. Su ilusión
por Santa, los Reyes Magos y los regalos es algo realmente especial. Mirando
Instagram hace varios años atrás me topé con esta actividad del duende. El “Elf on
a shelf” es una tradición que muchos padres realizan con sus niños en casa, pero que también los maestros realizan es sus salones de clases
en Estados Unidos. La misma me pareció interesante y comencé a realizarla con
mis niños.
IMPORTANTE: Antes de comenzar esta actividad pregúntale a los padres si están de acuerdo. Recuerda que cada familia tiene sus creencias y tradiciones. Yo envié una carta donde los padres me marcaban si estaban de acuerdo o no.
Lo
primero que debes hacer es conseguir tu duendecito. El mío lo compré en JcPenny, en un fin de semana de especial (para mi suerte). Aunque es en inglés me
gusta porque incluye el cuento que explica el motivo de la visita del duende.
The elf on a shelf |
Si no tienes el original, no importa, consigue un peluche de duende. En esta época los venden en diferentes tiendas de decoraciones navideñas.
El día antes de llevar el duende a mi salón, lo envolví en papel de regalo. Dentro de la caja coloqué una carta dirigida a los niños explicándoles de qué se trataba ese regalo tan especial.
Tempranito en la mañana se lo entregué a la secretaria de la escuela y le pedí que lo llevara con mucha ilusión al salón. La cara de los niños valía un millón. Estaban emocionados, contentos, locos por ver que había adentro.
Rápidamente abrí la caja. Les leí la carta que explica que el duende había sido enviado por Santa para que viera como los niños y niñas se estaban portando en el salón. Todas las noches el duende regresaría al Polo Norte para decirle a Santa lo que había visto. Los niños no podían tocar al duende pues este perdería su magia. Inmediatamente pasamos a leer el cuento.
La primer a actividad que hicimos después de leer el cuento fue ponerle un nombre al duende. Los niños(as) mencionaron diversos nombres y por votación se escogió el que la mayoría deseaba. Luego, los niños(a) colorearon una hoja de tarea del duende.
El duende estuvo con nosotros varios días. Todas las tardes cuando los estudiantes se habían ido, yo cambiaba de lugar al duende. Todas las mañanas llegaban y lo primero que buscaban era donde se había metido el duende.
El último día antes del receso navideño,
los niños (as) encontraron otra carta. Esta vez, el duende les decía adiós y les
agradeció por haberse portado tan bien. El duende explica que Misis puede usar
el “brillo mágico” para que los niños puedan tocar el duende sin perder su
magia. Durante el día los niños fueron pasando un rato cada uno con el duende.
Era maravilloso escucharlos hablar con él,
pidiéndole que le dijera a Santa los regalos que desean en Navidad.
En fin, es una actividad bien bonita. ¿Qué si la conducta mejoró? Pues en algunos, pero solamente el ver esas caritas de alegría y de ilusión vale la pena realizarlo.
¡Anímate! Haz algo diferente para motivar a tus estudiantes.
Para facilitar esta actividad he creado un paquete de tareas disponibles en mi tienda de Teachers Pay Teachers:
Comenta:
¿Qué crees de
esta actividad?
No hay comentarios.